Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://victorsmwr639517.blogadvize.com/46669300/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial