Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la gran https://mariamapym736095.blog4youth.com/39110676/así-fue-el-impacto-del-cabezazo-de-zidane-en-el-mundial